Capitulo II: Las calles del averno.
Cuando estaba tomando un respiro pude ver que ya no me encontraba en mi ciudad sino en la peor sección del averno, autos quemándose, se escuchaban gritos a distancia, gritos de dolor, miedo e ira y parecía que todas las paredes estaban manchadas con sangre. Quedarme cerca del liceo ya no era una opción, así que pensé que lo mejor seria volver a mi casa para ver que sucedía, tal vez mi padres conocían un poco más de la situación actual, me dirigí a mi casa, con miedo ya que tendría que transitar diez calles en este infierno yo solo y totalmente desarmado.
Para llegar a mí casa desde el liceo era un camino muy simple, frente al liceo estaba la calle principal, de ahí solo tenia que caminar hacia el cerro unas 10 calles y listo a la mitad de la décima calle estaba mi casa pero no iba a ser nada de facil. Después de salir de detrás del liceo y llegar a la calle principal pude ver a esas cosas en su máximo terror, persiguiendo gente, comiendo mujeres inclusive niños y rugiendo como bestias deseosas de más comida. Me sorprendió que a pesar de estar a simple vista no me atacaran y entonces lo recordé, sus pupilas, no tienen, eso quiere decir que son ciegos, entonces deben guiarse por el ruido y el olfato, como ya había visto la sangre es lo que más los llamaba, mientras siguiera así todo estaría bien, camine 1 calle de manera lenta pero segura hasta que pude ver a un hombre gordo, golpeaba en la cabeza a esas cosas con un combo de 10 kilos, pero no tardo mucho en volverse el almuerzo de aquellas aberraciones, en cuestión de minutos el ya estaba muerto, yo estaba mirando aterrado como se lo comían, sabia bien lo que debía hacer, sabia lo que necesitaba y eso era un arma, me acerque lentamente al lugar para poder tomar el combo sin que ellos lo notaran, cuando al fin lo tome solo deslice la parte de metal por el suelo un segundo causando un molesto sonido, me quede pasmado esperando que hubiera algún movimiento, los zombies se quedaron quietos y yo en total silencio hasta que se voltearon hacia mi de golpe , agarre el combo con fuerza y me dirigí a escapar a toda velocidad cuando a menos de un metro tenia a uno listo para atacar, solté un fuerte grito del susto y reaccione a mandarle con el combo en la cabeza, arrojándolo a un lado, me voltee para ver que hacían los otros 2 zombis pero ya casi estaban casi sobre mi, los evadí con fuerza pero lamentablemente mi grito llamo varios para la cena.
Hice lo posible para escapar, en total era 7 los que me querían comer y no los podía perder, yo ya me estaba cansando bastante pero cuando me fije en ellos solo quedaba 1 siguiéndome y trate de hablarle.
-¡no se acerque más!-dije con el combo listo para atacar.
-baaaahhhh- me acerco lentamente sin hacer mayor ruido.
- ¡le dije que se detenga!-ya estaba bastante asustado pero no dejaría que me comiera.
Lo golpee con fuerza en su rodilla, tanta que pude ver como salía el hueso de la piel, pero a pesar de eso no se inmuto para nada, era como si no sintiera dolor alguno.
-lo lamento…….pero no me convertiré en su plato fuerte-dije antes de alistarme para atacar y le reventarle la cabeza, con mis ojos llorosos por lo que había hecho me dirigí a mi casa.
Llore un poco por lo que había hecho pero estaba al tanto que nadie me tendría pena ahora, así que me puse firme y me fui a mi casa para ver como estaba mi familia, lamentablemente el lugar había sido arrasado como en las calles, el portón de metal había sido tirado, había sangre por toda la entrada y las ventanas estaban rotas, entre y la revise completa y no me quedo la menor duda que habían sido atacados, lucharon pero eventualmente todos murieron, sus cuerpos no estaba en ningún lado eso no lo entendía, después de un rato me cambie, me puse mis botas negras con punta de metal, blue jeans, polera negra y mi chaqueta roja con negro, me colgué en diagonal un bolso de viaje que tenia agua comida, mis zapatillas (en caso que tuviera que correr), unos cuanto chocolates y comida enlatada (no pensaba irme pero quería estar preparado para todo).
Sentado en mi cama estaba recordando mi vida, un poderoso y triste recuerdo vino a mi, hacia ya 3 años estaba pensando en suicidarme y una de las maneras que pensé que podría hacerlo fue con el revolver que mi padre tenia oculto en su pieza, me lance corriendo hacia su habitación a verificar si estaba aun ahí, todo estaba revuelto, tras varios agobiantes minutos de búsqueda di con el precioso, era una de los que usaba carabineros, eso me así preguntarme como lo consiguió pero eso ya no era importante entre lo demás que halle fue: un cinturón con doble funda para pistola como la de los vaqueros, 24 balas para el arma y el hacha de mano que usábamos para cortar leña (teníamos calentador a leña) el hacha tenia sangre en el filo, puse el arma en el bolso y me dirigí a ver como estaban las cosas afuera mientas limpiaba el hacha con mi polera pero cuando abro la puerta gran parte del estruendo se queda callado, salgo del marco de mi puerta para ver a que es debido y noto que todo esas cosas inclusive las que estaban comiendo personas se me quedan mirando de una manera muy fija a pesar de no poder ver y fue ahí cuando me di cuenta ¡LA SANGRE DEL HACHA!, LA TENIA EN MI POLERA AHORA! Y ¡A ESAS COSAS LAS ENLOQUECIA LA SANGRE!
Vi a 5 venir hacia mi enloquecidamente, entre a la casa y cerré la puerta de golpe y le puse pestillo, moví el sillón mas grande de la sala de estar para poder bloquear la puerta y la mesa del comedor la use para bloquear una ventana grande de la sala de estar pero lamentablemente mi casa tiene 2 grandes ventanas en la sala de estar y cuando me dirigía a bloquearla también, esas cosas rompieron el vidrio y empezaron a entrar de amontones, tome el bolso con las cosas y corrí por mi vida hacia la puerta trasera al salir me caí y me golpee el pecho, pude ver como los que no habían alcanzado a entrar venían hacia mi directamente y los otros ya estaban a punto de salir por la puerta asíque cerré la con fuerza y trate de escapar pero no había así donde y estaba atrapado. Los que estaban dentro de mi casa solo les tomaría unos minutos más romper la puerta, todos los demás venias hacia mi y detrás mío solo había un muralla de cemento, estaba muy pero muy jodido, de golpe o gracias al golpe como me gusta decirlo atine a sacarme la polera y tirarla, así tal vez me dejarían en paz, al lanzarla tome mi chaqueta con los dientes y el bolso y me fui a poner de espaldas a la muralla en silencio esperando que de esta forma se fijaran solo en la camisa con sangre y se olvidarían de mi pero nada es fácil, no desde que este mundo empezó, mientras algunas de esas cosas olían la polera, mordían y demás solo uno pudo escuchar un pequeñísimo respiro mío, no sabia si estar molesto o asombrado, basto con una simple inhalación de parte mía para que supiera que estaba ahí y se dispusiera a venir contra mi con toda su locura, de la forma mas rápida posible saca el revolver de mi padre del bolso y dispare a su cabeza, claro debido al miedo que sentía y la inexperiencia que tenia sujete mal el arma y termine dislocándome el pulgar derecho, el zombie cayo gracias al disparo pero les dijo a todos los demás “Ey la cena esta servida”, otra vez estaba muy pero muy jodido, todos venia hacia mi para morderme con sus bocas llenas de carne y sangre segundos antes de dar todo por perdido pude ver la muralla de cemento tal vez hay se encontraba mi salvación, tome bien el revolver con la mano izquierda y le dispare en la cabeza al que estaba más cerca de mi alocándolos mas de lo que ya estaban, me colgué de la mura y de ella salte al techo de mi vecino quedando relativamente a salvo, después d eun rato me arme de valor y puse mi dedo en su lugar, el dolor y las lagrimas era algo muy notorio en mi cara en ese momento llore hasta casi dormirme.
Estuve en ese techo durante horas observando todo el infierno que se había vuelto Punta Arenas, note algo bastante curioso, durante un buen rato estas bestias estuvieron alocadas por el olor de la polera pero tras 1 o 2 horas se calmaron hasta se acostumbraron, formule la teoría que cuando sienten un nuevo olor a sangre los enloquece pero cuando se acostumbran a dicho olor, deja de importarles y se vuelven lentos y tranquilos otra vez pero a pesar de todo muy peligrosos.
Me recosté bajo ese inusual sol durante varias horas pensando en que hacer pero a lo lejos pude escuchar varios disparos e inclusive autos, tal ven nos venían a rescatar, me acerque al bolso que traje y roge por que aun se encontraran mis binoculares hay y si, si encontraban ahí después de mas de un año y medio guardados, menos mas que nunca los saque, pude ver a distancia que varios carabineros en sus patrullas están bajando gente de sus techo o de sus casas pero no todos salían vivos, armados con un revolver y/o escopeta estaban sacando a esa gente pero no era solo eso sino que también estaban limpiando el camino para un tremendo camión de carga para llevar a todas las personas posibles aunque estaban escasamente llenos.
Pude ver como 3 carabineros se acercaron por mi casa.
- ¡Ey! ¡Ayuda, estoy aquí atrapado!
- ¡quédate quieto, primeros rescataremos a las personas de esas casas y luego iremos por ti!- me grito el carabinero con la escopeta.
Parecía una buena persona, lastima que se acerco demasiado a mi casa que estaba infestada de zombies.
- ¡no se acerque ahí!-me acerque al borde del techo a gritarle-¡es muy peligroso!
- ¡quédate donde estas!-luego solo pude escuchar su grito de dolor-¡AAAGGHH!
- ¡ME ESTA COMIENDO!-
Corrió hasta el medio de la calle con el zombie sirviéndose su cuello hasta caer desangrado y sus compañeros no alcanzaron ha hacer absolutamente nada y fue en ese mismo instante que todo se fue al diablo, los carabineros restantes pusieron a andar el camión olvidándose de los demás, los 2 carabineros en la calle estaba ayudando a subir a una mujer con sus 2 hijas cuando partieron a toda marcha y una de las pequeñas cayo, lastimándose la rodilla, lo que causo que llorara el sinónimo de mucho problemas en este nuevo mundo.
Pude ver como la madre de la chica lloraba y gritaba para poder bajar del camión y volver con su niña pero no la dejaban eso era suicidio. Para los que lean esto, no se atrevan a juzgarme, era una niña que no conocía si bajaba del techo era mi muerte y ni siquiera saldríamos vivos era ¡ella o yo! Y basándome en la decisión que tome después diría que………la escogí a ella (se la creyeron), cuando vi que todos esas cosas se le iban encima, yo sabia lo que le harían y no podía permitir que una niña de 3 años muriera de tal manera, baje del techo de un salto lo cual solio bastante pero no era tanta altura como para lastimarme. Tenia que actuar rápido, todo se estaba yendo hacia ella, solo se me ocurrió gritarles para llamar su atención.
- ¡OIGAN perras mal olientes!-gritaba mientras chocaba mi hacha con el portón de metal- ¡porque no tratan de comerse a alguien de su propio tamaño!
A pesar de mis esfuerzos varios me ignoraban para llegar a su presa la cual no dejaba de llorar.
- Ok……probemos el plan B- dije a mis adentro mientras me preparaba para la locura que iba a cometer.
Corrí directamente hacia ella clavándole el hacha en la cabeza a los que me pudieran morder, mientras que a los que podía evadir simplemente los evadía, no pensaba ser un John Rambo de los zombies. Cuando llegue donde la niña la tome con mi brazo izquierdo, corrí hacia un pasaje que estaba frente a mi y trate de seguir la ruta del camión para mi buena suerte se les había pinchado la rueda a solo unas cuadras de donde estábamos, aunque ya estaban casi listos asíque tenia que correr rápido y tal vez con su madre la niña parara de llorar. Mientras me acercaba pude ver como entre 3 carabineros retenían a la inconsolable mujer a la fuerza , lo cual me pareció bastante malo pero no tuve tiempo de decírselos ya que cuando me acerque al camión ya estaban listo y empezaron a andar, la mujer me vio con su hija y empezó a luchar para que frenaran pero le habían tapado la boca para que se callara y como los carabineros estaba muy ocupados reteniéndola no se daban vuelta a mirar que yo estaba en medio de una carrera y los malditos ruidos del motor acallaban los agotado llantos de la niña, yo trate de gritar pero fuerzas no me quedaban ni saliva, solo fue que por unos de los azares del destino una mujer carabinero se voltio a vernos mientras yo apena continuaba el lento ritmo del auto pero empezaba a subir la velocidad, con todas mis fuerzas salte al camión para colgarme de el, tire a la niña adentro y les tome las manos a un carabinero que me sujeto mientras la mujer le gritaba al conductor para que se detuviera.
- ¡Carlos!, ¡Carlos, detente!-gritaba mientras golpeaba la cabina del conductor.
- ¡no puedo!- gritaba mientras aceleraba más.
- ¿!porque mierda no!?- gritaba mientras se acerba a mi y trataba de subirme.
- ¡POR ELLOS!-
No sabíamos a que se refería hasta que la mujer levanto la mirada y yo voltee, un grupo de 50 o 60 de esas cosas nos perseguían y yo justo me resbale del parachoques trasero cayéndome del camión y dejándome atrás, mientras caía al suelo pude ver la expresión de la cara de la mujer, era esa cara de cuando un doctor no puede salvar un paciente o de cuando un bombero saca a un niño de un incendio pero este muere igualmente, eso era para ella en ese momento, un muerto, un intento de rescate que salio muy mal.
Di unas vueltas en el suelo y pude ver la jauría que venia hacia mí de forma alocada y “corriendo”, si no actuaba rápido seria un rico aperitivo de todas esas bestias.
En ese momento pensé en donde estaba, en el averno y estas eran sus calles y como iban las cosas hasta ahora tendría que recorre las calles del averno yo solo....
Autor: alvaraiz
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